En 2018, en medio de una profunda crisis personal, el Reiki llegó a mi vida como una luz de esperanza. Tras experimentar la pérdida de mi padre y el fin de una relación larga, me sentía desconectado y necesitaba encontrar mi camino nuevamente. Movido por la curiosidad, decidí inscribirme en un curso de Reiki.

Durante la iniciación y los tratamientos, experimenté una paz y serenidad que habían estado ausentes en mi vida por mucho tiempo. El poder simple del Reiki me impresionó profundamente, al ver cómo generaba bienestar tanto en mí como en quienes lo recibían. Empecé a practicarlo y compartirlo con otros, descubriendo que podía ayudarles a encontrar equilibrio y bienestar.

El Reiki se convirtió en una parte esencial de mi vida, permitiéndome reconectar con la esencia de la existencia y adoptar una perspectiva más amplia. Aprendí a confiar en el flujo natural de la vida y a tener fe en ser cuidado por ella cuando nos entregamos y confiamos.

Para mí, el Reiki es como una guía interna que nos susurra que todo estará bien y que estamos en el camino correcto. Me brinda certeza y me permite experimentar mayor alegría, armonía y plenitud al fluir con la vida. Agradezco la invaluable herramienta de sanación que es el Reiki en mi viaje de autodescubrimiento.